Por Miguel España
La Selección Nacional inició esta semana en Europa la última etapa de preparación rumbo a la Copa del Mundo.
En esta ocasión el equipo nacional se ha encontrado con jugadores de gran nivel que han evidenciado las carencias defensivas de la Selección Mexicana. Aún así, ante dos potencias futbolísticas, se han mostrado cosas positivas en un entorno muy distinto al habitual y más cercano a lo que enfrentarán en Sudáfrica.
Balance positivo y negativo.
El equipo mexicano sorprendió a Inglaterra y al propio Fabio Capello en el primer tiempo con buen manejo de balón, jugadas individuales, realizando, por momentos, una fuerte presión y creando las mejores ocasiones de gol.
Para el segundo tiempo el técnico inglés interpretó muy bien el partido y ajustó sus piezas para no dejar jugar a nuestros mejores hombres, tomando el control y desplegándose a velocidad, aspecto que se vio favorecido por la clara desconcentración en los primeros minutos que permitieron el tercer gol.
Tal vez lo más destacable en el partido jugado en Wembley fue el temperamento mostrado en un estadio histórico; incluso al estar abajo en el marcador, el conjunto mexicano nunca cesó de atacar y buscar el arco contrario.
Por otra parte, el encuentro confirmó el histórico defecto de nuestra selección al defender a balón parado. Aspecto que debe preocupar mucho, ya que los rivales del grupo mundialista manejan muy bien este recurso.
Asimismo, esto se debe complementar con un fuerte trabajo para concretar las jugadas en ataque, sobretodo nuestros delanteros, ya que la gran diferencia respecto a las grandes potencias es que no perdonan al frente.
En el segundo partido ante Holanda, Javier Aguirre le dio continuidad a la idea táctica, a pesar de rotar a la mayoría de los jugadores, lo que comprometió y exhibió el juego de algunos en el primer tiempo del partido, que pudo acabar con goleada de no ser por la lluvia y que el equipo holandés bajo el acelerador. En el segundo tiempo Javier tuvo que realizar varios cambios para mejorar el accionar de la selección nacional, logrando un trámite más parejo.
Estos partidos nos dejan algunas cuestiones relevantes, por un lado es importante que se terminó con la sequía de goles en los delanteros, gracias a las anotaciones de Guillermo Franco y Javier Hernández.
Individualmente está claro que Cuauhtémoc Blanco se encuentra en serias dificultades ante un juego dinámico, con menos espacios y mayor velocidad. Alberto Medina pesó muy poco en el equipo y por momentos se perdía en el centro del campo en lugar de buscar las bandas. Andrés Guardado sufrió con el planteamiento de tres medios, teniendo que jugar más cargado al centro y, finalmente, Guillermo Ochoa tampoco ha estado del todo atinado últimamente.
En contraparte, los jugadores que más destacaron en este período son Giovani Dos Santos y Pablo Barrera al ataque, Gerardo Torrado en el mediocampo y el sorprendente Maza Rodríguez en defensa.
En general, aunque sabemos que son partidos de ensayo y el entrenador intenta diferentes cosas, el equipo mexicano tiene períodos muy interesantes de juego pero que deberían ser más constantes y con mayor duración, si quiere obtener buenos resultados; también tiene lapsos donde el grupo no se encuentra cómodo y que pueden resultar fatales en un torneo tan cerrado como el mundial.
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